Qué riesgos trae el uso excesivo de dispositivos electrónicos
Qué riesgos trae el uso excesivo de dispositivos electrónicos

En la era digital, las pantallas se han convertido en protagonistas de nuestra vida diaria: computadoras, tabletas, teléfonos y televisores nos acompañan desde el trabajo y la escuela hasta el tiempo de ocio. Sin embargo, su uso prolongado ha despertado la preocupación de especialistas en salud, quienes alertan sobre los efectos negativos que la exposición constante puede tener en el cuerpo y la mente.

Entre los problemas más comunes destaca la fatiga visual digital, conocida también como síndrome de visión por computadora. Sequedad ocular, visión borrosa o doble, dolor de cabeza y ardor en los ojos son algunas de sus manifestaciones, provocadas por el esfuerzo constante de enfoque, la disminución del parpadeo y la exposición prolongada a la luz azul que emiten las pantallas, la cual además puede alterar los ciclos naturales del sueño.

Pero los riesgos no se limitan a la vista. Pasar largas horas sentado frente a un dispositivo, adoptando posturas incorrectas, favorece dolores crónicos en cuello, hombros, espalda baja y muñecas. Niños y adolescentes son particularmente vulnerables, pues todavía se encuentran en etapa de desarrollo y pueden presentar alteraciones posturales como el llamado “cuello de texto”, derivado de inclinar la cabeza hacia abajo de manera constante.

La calidad del sueño también se ve afectada: la luz azul interfiere con la producción de melatonina, reduciendo tanto la cantidad como la calidad del descanso. La consecuencia se refleja en la concentración, la memoria, el estado de ánimo e incluso en el sistema inmunológico.

El impacto emocional y social tampoco es menor. El uso excesivo de pantallas se ha vinculado con niveles más altos de ansiedad, estrés y síntomas depresivos, sobre todo entre los jóvenes. Las redes sociales fomentan comparaciones poco realistas, disminuyen la autoestima y pueden generar dependencia digital. Además, el tiempo frente a dispositivos a menudo reemplaza la interacción presencial, afectando habilidades sociales y la sensación de conexión con los demás.

Para proteger la salud visual, postural y emocional, los expertos recomiendan prácticas sencillas: aplicar la regla del 20-20-20 cada 20 minutos apartar la vista de la pantalla y enfocar la mirada en un objeto a seis metros durante al menos 20 segundos, mantener una postura correcta, ajustar brillo y contraste, usar filtros de luz azul o modos nocturnos, limitar el tiempo frente a los dispositivos y evitar pantallas al menos una hora antes de dormir.

La tecnología es una herramienta poderosa que nos conecta y facilita la vida, pero su uso sin medidas preventivas puede afectar nuestro bienestar. Adoptar hábitos conscientes frente a las pantallas es clave para equilibrar el mundo digital con la salud física, mental y social, y garantizar que la innovación trabaje a nuestro favor, y no en nuestra contra.

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