Portugal detiene el impulso triunfal de España en una final decidida por penaltis
Portugal detiene el impulso triunfal de España en una final decidida por penaltis
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Otra vez una tanda de penaltis marcó el destino de España, pero esta vez no para impulsarla a la gloria como en su primera Liga de Naciones, sino para apartarla del título y frenar su espectacular racha ganadora. El error de Álvaro Morata en su lanzamiento, único fallo de una serie casi perfecta, fue decisivo en una final vibrante y muy igualada ante una Portugal que supo levantarse dos veces para derribar a una Roja que soñaba con otro trofeo.

Pese al golpe, España se mantiene como una de las grandes favoritas al Mundial de 2026. Ha pasado de no figurar entre las candidatas a la Euro 2024 a ser el rival a evitar por su estilo competitivo y un grupo joven que, aunque tocado, saldrá fortalecido de la experiencia. En Múnich, tras meses de fútbol brillante, la selección sintió que podía hacer habitual lo extraordinario: conquistar títulos seguidos ante selecciones legendarias.

Pero esta vez, el detalle lo cambió todo. Morata, marcado por antecedentes similares, asumió la responsabilidad en el peor momento. Su fallo fue castigo suficiente en una final que exigía precisión absoluta, donde cualquier mínimo error se pagaba caro.

España lo tuvo cerca. Sin dos de sus referentes Carvajal y Rodri, Luis de la Fuente apostó por Zubimendi y Oyarzabal, y ambos respondieron. Zubimendi, omnipresente, lideró en defensa y creación; Oyarzabal, decisivo otra vez, confirmó por qué es hombre de finales. El primero en agitar el marcador fue Zubimendi a los 21 minutos, culminando una jugada nacida del talento de Lamine Yamal y Nico Williams.

Portugal reaccionó con temple. Aunque Cristiano Ronaldo estuvo apagado durante gran parte del partido, Nuno Mendes apareció desde la banda izquierda con un disparo raso imparable para Unai Simón, igualando a los 26'. España respondió antes del descanso con un nuevo golpe: carrera de Pedri, pase filtrado y definición de Oyarzabal (m.45) para devolver la ventaja.

Pero Roberto Martínez reaccionó desde el banquillo, ajustó su esquema y frenó a Nico Williams con la entrada de Semedo. La segunda parte fue portuguesa. Cristiano, con su oportunismo intacto a los 40 años, firmó el empate a dos con su gol número 138 como internacional (m.61), tras una arrancada imparable de Mendes por la izquierda.

España, a pesar de tener ocasiones para evitar la prórroga especialmente en las botas de Isco, no supo controlar el partido. En el tiempo extra, Portugal fue más entera. Semedo perdonó el 3-2 y Diogo Jota estuvo cerca en la última jugada. En los penaltis, los lusos no fallaron. Ramos, Vitinha, Bruno Fernandes, Nuno Mendes y Rúben Neves marcaron; España respondió con Merino, Baena e Isco, pero Morata, otra vez, quedó señalado.

Una final trepidante que confirma a Portugal como potencia europea y deja a España con una lección de cara al futuro: incluso en medio de una dinámica ganadora, no hay margen para el error en las grandes noches.

Este artículo fue publicado originalmente en EFE y está protegido por derechos de autor. Todos los derechos reservados a EFE. Puedes consultar el artículo original en su (https://efe.com)