La carrera por dominar la inteligencia artificial generativa suma un nuevo capítulo con el lanzamiento global de Veo 3, el modelo más sofisticado de Google para crear videos a partir de simples descripciones en texto. Esta herramienta, integrada dentro del ecosistema de Gemini, no solo representa un salto técnico, sino una declaración de intenciones en la disputa por el futuro de la creatividad digital.

En una era donde las imágenes ya no necesitan cámaras y los videos no requieren rodajes, Veo 3 promete generar clips de hasta ocho segundos con una calidad visual sorprendente, fiel a las instrucciones escritas por el usuario. La precisión en el movimiento, la coherencia narrativa y el realismo alcanzado colocan a este modelo entre los más competitivos del mercado, especialmente para creadores de contenido, diseñadores y profesionales del marketing audiovisual.
Pero el despliegue no es universal. Disponible únicamente para suscriptores del plan AI Pro, el acceso a Veo 3 sigue una lógica de exclusividad y control. Google ha optado por limitar su uso a tres videos por día por usuario en más de 159 países, una estrategia que apunta a balancear la capacidad computacional, gestionar la demanda y recoger datos clave para su desarrollo progresivo. Aunque eficaz desde el punto de vista operativo, esta decisión ha generado inquietud sobre la equidad en el acceso a tecnologías disruptivas.
En lugar de ofrecer Veo 3 como una aplicación autónoma, Google ha decidido integrarla en Gemini, su asistente de inteligencia artificial. Así, el usuario puede generar texto, imágenes o videos en un mismo entorno, reforzando la idea de una IA integral que centraliza la experiencia digital dentro del universo Google.
Sin embargo, la llegada de Veo 3 no está exenta de controversia. Varias voces en el sector creativo han advertido sobre el riesgo de automatización en empleos vinculados al video, así como sobre la posible infracción de derechos de autor cuando las IA generan contenidos que pueden basarse con o sin intención en obras protegidas. La falta de transparencia en las bases de datos utilizadas para entrenar estos modelos alimenta las dudas éticas sobre su uso y alcance.
Además, creadores independientes y defensores del acceso libre a la tecnología cuestionan que el uso de Veo 3 esté restringido a quienes pueden pagar una suscripción premium. En un contexto donde otras compañías como OpenAI, Meta o Runway también compiten con soluciones similares, la inclusión o exclusión de ciertos sectores cobra especial relevancia para la evolución del ecosistema digital.
Veo 3 representa lo mejor y lo más desafiante de esta nueva etapa de la inteligencia artificial: un avance técnico deslumbrante que despierta tanto entusiasmo como preguntas difíciles. Su despliegue marcará no solo el pulso de la innovación, sino también los límites éticos y sociales de una tecnología que empieza a contar historias sin cámaras, sin sets… pero no sin consecuencias.
Este artículo fue publicado originalmente en Infobae y está protegido por derechos de autor. Todos los derechos reservados a Infobae. Puedes consultar el artículo original en su (https://www.infoabe.com).