En Dubái, el futuro ya se sirve en platos. La ciudad emiratí se prepara para inaugurar WOOHOO, el primer restaurante del mundo gestionado por una inteligencia artificial. Su chef principal no es humano, sino un modelo de lenguaje llamado Aiman, capaz de diseñar menús, coordinar el servicio, elegir la decoración y hasta crear recetas sostenibles, sin tocar una sartén.

“Sus respuestas a mis sugerencias me ayudan a refinar mi comprensión de lo que funciona más allá de los datos puros”, asegura el propio Aiman, un sistema entrenado con miles de recetas, conocimientos culinarios y principios de sostenibilidad. Su misión no es reemplazar al talento humano en la cocina, sino elevarlo, potenciarlo, y explorar nuevas formas de crear.
Aunque Aiman no cocina directamente, diseña platos originales basados en ingredientes de temporada, reutiliza grasas, reduce desperdicios y propone opciones innovadoras que luego son interpretadas por chefs reales. El equipo estará liderado por el reconocido cocinero Reif Otham, quien dará el visto bueno final antes de que cada creación llegue a la mesa.
La apertura de WOOHOO está prevista para septiembre de 2025, y promete ser mucho más que una experiencia gastronómica: será un viaje sensorial al corazón de la innovación, en una ciudad que ha hecho del asombro su marca de identidad.
Pero Dubái no es el único lugar donde la inteligencia artificial está reinventando la forma en que comemos.
En Bruselas, una cena experimental titulada “Be My Guest!” propuso recientemente una velada inmersiva donde la IA no solo diseñó el menú, sino que también se convirtió en anfitriona. El evento, impulsado por la Embajada de España en Bélgica y la red de institutos culturales EUNIC, transformó la mesa en un escenario de reflexión sobre el vínculo entre tecnología, cultura y rituales cotidianos.
Los comensales utilizaron gafas de realidad extendida para alternar entre entornos físicos y virtuales, mientras una IA en forma de jefe de sala digital presentaba los platos, explicaba ingredientes y recreaba escenarios que iban desde jardines con nenúfares hasta salones surrealistas donde el mobiliario flotaba en el aire.
Las recetas, elaboradas a partir de productos locales y de temporada, fueron diseñadas por el sistema de IA y luego ejecutadas por el chef Adrián Mancheño y su equipo del restaurante Hispania. Para Mancheño, la experiencia fue reveladora: “Creo que la IA será un complemento estupendo. Un buen compañero de viaje, pero no un sustituto”.
Ambas iniciativas una permanente, otra experimental ilustran cómo la inteligencia artificial empieza a ocupar un lugar en la mesa no solo como herramienta tecnológica, sino como parte de una nueva narrativa culinaria: una que une conocimiento, estética, sostenibilidad y emociones.
Lo que está claro es que, desde Dubái hasta Bruselas, la cocina del futuro no solo será más inteligente, sino también más creativa, inmersiva y profundamente humana.
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