Durante el fin de semana, Israel e Irán profundizaron su enfrentamiento con una nueva ola de ataques cruzados que dejó decenas de muertos, infraestructuras destruidas y aumentó la amenaza de una escalada militar regional de gran alcance.

Israel sorprendió con una ofensiva contra instalaciones estratégicas de Irán, incluido un ataque al mayor yacimiento de gas del mundo, lo que provocó la inmediata reacción de Teherán: una andanada de misiles balísticos y drones lanzados contra objetivos israelíes en represalia.

En paralelo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, advirtió que lo ocurrido era apenas el inicio y prometió una respuesta “mucho más contundente” en los próximos días. Mientras tanto, Irán suspendió las negociaciones nucleares previstas con Estados Unidos en Omán, declarando que no era posible dialogar bajo fuego. Washington había señalado esas conversaciones como la única vía para contener el conflicto.

Las sirenas de emergencia sonaron en ciudades como Tel Aviv, Jerusalén y Haifa, mientras misiles fueron interceptados en el cielo nocturno. En Israel, los ataques dejaron al menos cuatro muertos, incluyendo una joven de 20 años, y más de una docena de heridos, según los servicios de emergencia. En Tamra, una ciudad de mayoría palestina, se reportaron tres víctimas fatales.

Del lado iraní, las autoridades denunciaron al menos 78 muertos solo en el primer día de ataques israelíes, entre ellos decenas de civiles y niños, víctimas del colapso de un edificio residencial en Teherán. También se reportaron daños en refinerías, en el Ministerio de Defensa y en la infraestructura energética, lo que obligó a suspender parcialmente la producción en el yacimiento de South Pars, esencial para el suministro de gas iraní.

La Guardia Revolucionaria de Irán aseguró que sus ataques alcanzaron plantas de combustible de aviación en Israel y prometió intensificar la ofensiva si los bombardeos continúan. En respuesta, Netanyahu hizo un llamado al pueblo iraní para que “se rebele contra su régimen”, al tiempo que advirtió que la campaña israelí podría durar semanas.

El impacto económico no se hizo esperar. El temor a una interrupción en las exportaciones de petróleo desde la región hizo subir los precios del crudo en un 9% el viernes. A esto se suma la amenaza del cierre del estratégico Estrecho de Ormuz por parte de Irán.

Desde la comunidad internacional, las alertas se multiplican ante la posibilidad de un conflicto abierto en Medio Oriente que involucre a potencias extranjeras. Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos como B'Tselem advierten que se está priorizando la guerra sobre las soluciones diplomáticas, lo que pone en riesgo la estabilidad de toda la región.

El escenario actual revela un punto de inflexión en la larga tensión entre Israel e Irán, con consecuencias potencialmente devastadoras no solo para ambos países, sino para todo el entorno geopolítico mundial.

Este artículo fue publicado originalmente en France y está protegido por derechos de autor. Todos los derechos reservados a France. Puedes consultar el artículo original en su (https://www.france24.com)