‘Elio’: Una historia modesta que conserva la magia emocional de Pixar
‘Elio’: Una historia modesta que conserva la magia emocional de Pixar
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Tras el rotundo éxito de Inside Out 2, Pixar regresa a los cines con Elio, una apuesta original que se aleja de secuelas y fórmulas conocidas para aventurarse en el terreno de la ciencia ficción familiar. Con una premisa prometedora y un equipo creativo de lujo liderado por nombres como Domee Shi (Red), Adrian Molina (Coco) y Madeline Sharafian (Burrow) la película se plantea como un viaje emocional y visual por lo desconocido.

La historia gira en torno a Elio, un niño curioso, solitario y soñador que vive obsesionado con el espacio exterior. Su vida da un giro inesperado cuando es abducido por extraterrestres y llevado al "Comuniverso", una especie de ONU galáctica donde, por error, es presentado como el embajador oficial de la Tierra. Desde ese punto, la película transcurre entre descubrimientos, vínculos improbables y la búsqueda de identidad de su joven protagonista.

La propuesta de Elio tiene ingredientes de sobra para enamorar: aventura, criaturas simpáticas, escenarios de ensueño y el habitual toque emotivo de Pixar. Sin embargo, en lugar de explorar nuevas órbitas narrativas, la película parece trazar una ruta demasiado segura. Su guion se apoya en fórmulas ya conocidas, tanto en el cine infantil como en la ciencia ficción, sin atreverse a dar un salto hacia lo verdaderamente inesperado.

Aun así, hay algo innegable: Elio tiene corazón. Y eso, viniendo de Pixar, nunca es poca cosa. La historia conecta con los niños que se sienten "raros", con quienes buscan su lugar en el mundo o luchan por ser entendidos por sus padres. También hay guiños a las frustraciones adultas, como las presiones sociales o las decisiones impuestas por la vida. Son temas universales tratados con delicadeza, aunque no con la profundidad que caracteriza a las grandes obras del estudio.

Donde la película sí brilla sin reservas es en lo visual. Elio es un espectáculo de diseño: criaturas llenas de carisma, mundos coloridos y detallados, texturas impecables y una puesta en escena tan lúdica como refinada. La dirección artística saca músculo con cada escena, ofreciendo un festín que fascina tanto a niños como a adultos. En especial, destaca el personaje de Glordon, una criatura que roba cámara con su ternura y humor, convirtiéndose en el alma cómica del filme.

Por otro lado, los fans del sci-fi clásico tendrán motivos para sonreír. Elio está salpicado de homenajes a referentes del género: Star Wars, E.T., Encuentros cercanos del tercer tipo, La cosa... todos aparecen de forma sutil, sin caer en el guiño vacío ni en el fanservice gratuito. Es un tributo cariñoso, integrado con elegancia dentro del universo de la película.

En resumen, Elio es una película amable, emotiva y visualmente deslumbrante. No alcanza las alturas de los grandes títulos de Pixar, pero tampoco desentona. Es una obra que cumple, entretiene y deja huella, aunque no logre dejar una marca tan profunda como otras joyas del estudio. Tal vez no sea un clásico instantáneo, pero sigue siendo una carta sincera desde el corazón creativo de Pixar.

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