En la rutina de millones de adolescentes y jóvenes, los auriculares se han vuelto casi una extensión del cuerpo. Música, videollamadas, juegos, redes sociales: todo pasa por ellos. Pero detrás de esa conexión constante, cómoda y a menudo liberadora, se esconde un riesgo poco visible pero profundamente dañino: la pérdida auditiva permanente.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 1.000 millones de personas entre los 12 y 35 años están expuestas a prácticas auditivas peligrosas. El dato es alarmante: uno de cada cinco adolescentes ya presenta algún grado de daño auditivo. Lo preocupante es que muchos ni siquiera lo notan hasta que es demasiado tarde.

¿Por qué el volumen alto es tan peligroso?
El oído humano tiene límites. Puede tolerar ciertos niveles de ruido, pero cuando la exposición al sonido es constante y potente, esos límites se desbordan. El reflejo natural del oído medio intenta amortiguar sonidos fuertes (por encima de los 80 decibelios), pero los auriculares modernos pueden alcanzar entre 105 y 110 dB, niveles capaces de dañar las células sensoriales del oído interno de forma irreversible.
Desde los 85 dB ya hay riesgo de daño. A 120 dB, la lesión puede ser instantánea. Lo más alarmante: las células ciliadas dañadas no se regeneran, lo que convierte la pérdida auditiva en una condición permanente.
Las primeras señales que no debes ignorar
Los zumbidos (tinnitus), la necesidad de subir el volumen del televisor o el celular, o la dificultad para entender conversaciones en ambientes ruidosos, son síntomas iniciales de una lesión auditiva progresiva. Según la American Speech-Language-Hearing Association, el daño se acumula con el tiempo, y muchas veces la persona no se da cuenta hasta que el deterioro es significativo.
No importa el tipo de auricular: importa el volumen y el tiempo
Ni los modelos más costosos ni los de mejor tecnología garantizan protección si se usan mal. Según los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU., cualquier tipo de auricular interno, externo puede ser igual de dañino si se utiliza a alto volumen por períodos prolongados.
Sin embargo, los audífonos de diadema suelen ser preferidos por expertos en salud porque permiten una mejor ventilación del oído y reducen infecciones, mientras que los intrauditivos tan populares entre adolescentes pueden acumular cerumen, favorecer infecciones o dermatitis, y aumentan la presión acústica.
La buena noticia: los modelos con cancelación activa de ruido ayudan a escuchar claramente sin necesidad de subir el volumen, una ventaja destacada en entornos ruidosos.
Tinnitus: el zumbido que cambia vidas
El tinnitus es uno de los efectos más comunes y también más angustiantes del daño auditivo. Es un sonido constante, como un pitido o silbido, que solo escucha quien lo padece. Según la Mayo Clinic, afecta a más del 8% de los jóvenes, y en algunos casos interfiere gravemente con el sueño, la concentración y el bienestar emocional.
“El tinnitus puede derivar en ansiedad, insomnio, fatiga e incluso aislamiento social”, explica el otorrinolaringólogo Carlos Ruiz Escudero. Es una secuela invisible que puede minar la salud mental y la calidad de vida.
Las advertencias del celular: ¿por qué no debemos ignorarlas?
Muchos smartphones actuales emiten alertas automáticas cuando detectan un uso de volumen excesivo, generalmente por encima de 75 decibelios, el umbral considerado seguro por la OMS. Estas advertencias no son un capricho del sistema operativo: son un llamado de atención para proteger tu oído.
“Respetar esas notificaciones es tan importante como usar el cinturón de seguridad en un vehículo”, afirma la audióloga Sandra Salinas. Y aunque muchos las cierran automáticamente, ignorarlas puede tener consecuencias irreversibles.
Cuida tus oídos con reglas simples
La prevención es la mejor defensa. Las principales asociaciones médicas y de salud auditiva recomiendan:
- No exceder el 60% del volumen máximo del dispositivo.
- Limitar el uso de auriculares a una hora por día, con pausas de 5 minutos cada hora.
- Preferir auriculares externos o con cancelación de ruido.
- Limpiar frecuentemente los auriculares y evitar compartirlos.
- Ante ambientes ruidosos, optar por bajar el volumen y usar tecnología que bloquee el ruido externo.
Cuando el cuerpo y la tecnología te avisan, escúchalos
Dificultad para entender palabras, sensación de presión en los oídos, ruidos que antes no estaban, necesidad de subir el volumen: todo eso es una alerta. Si los síntomas persisten, lo más prudente es acudir a un especialista. Según la Academia Americana de Pediatría, la pérdida auditiva sin tratar puede afectar el rendimiento escolar, el desarrollo del lenguaje y las relaciones sociales.
La música se disfruta, pero la audición se cuida
La música es arte, consuelo, energía, compañía. Pero para seguir disfrutándola toda la vida, hay que aprender a escuchar con conciencia. Modera el volumen, haz pausas, no ignores las señales. Tus oídos son para toda la vida, y cuidarlos está literalmente en tus manos.
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